Treinta años de ciencia con asterisco
Treinta años de ciencia con asterisco
En un 80 % de los casos, la muerte súbita es ocasionada por un problema estructural del corazón, su sistema bioeléctrico o sus canales iónicos
Condicionado, fundamentalmente, por la creciente incidencia de ese problema de salud, la falta de estudios epidemiológicos precedentes para conocer la magnitud de su impacto, y el no disponer de un registro estadístico oficial sobre su comportamiento, en 1995 se constituyó en Cuba el Grupo de Investigación en Muerte Súbita (Gimus), adscrito actualmente al Hospital Clínico Quirúrgico Hermanos Ameijeiras.
El término define toda muerte natural ocasionada por causas cardíacas, que se presenta con pérdida de conciencia brusca y muerte instantánea, o por síntomas de agravamiento del estado cardiovascular. Suele suceder en el plazo de una hora tras el comienzo de los síntomas agudos, en personas con una cardiopatía conocida o no por el paciente, pero el tiempo y el modo del fallecimiento son inesperados.
Treinta años después, Granma dialogó con su presidente fundador, el doctor en Ciencias Médicas Luis Alberto Ochoa Montes, especialista de Segundo Grado en Medicina Interna y Cardiología, sobre las características de tan dramático evento para la familia y la sociedad, y los aportes de ese consagrado colectivo de científicos, técnicos y personal de Enfermería.
–¿La muerte súbita, ocurre solo por enfermedades cardíacas, o hay otras dolencias que la pueden ocasionar?
–En un 80 % de los casos es ocasionada por un problema estructural del corazón, su sistema bioeléctrico o sus canales iónicos, en ausencia de una falla estructural que la provoque. También pueden conducir a ese desenlace fatal diferentes enfermedades del sistema neurológico, entre ellas embolias, hemorragia hipertensiva y la llamada muerte súbita de causa no inexplicable, en pacientes epilépticos.
«Dentro de las respiratorias, están el asma de riesgo vital, la embolia pulmonar, el neumotórax espontáneo, y ciertos defectos congénitos del pulmón. Otro grupo más reducido de fallecidos lo aportan determinadas enfermedades de los sistemas digestivo y urogenital, de la sangre, nefrológicas y endocrinas.
–¿Cuántas personas fallecen anualmente en Cuba por muerte súbita? ¿Cómo saber que fue por ese motivo?
–A nivel mundial, los registros poblacionales de incidencia de infarto agudo del miocardio proporcionan el nivel de fiabilidad más elevado, justificando apenas el 30 % de los casos.
«De igual modo, existen limitaciones en la validez de las tasas de mortalidad calculadas a partir de los diagnósticos de los certificados de defunción. Por tanto, puede existir una cantidad desconocida de pacientes que fallecieron de forma súbita a causa de una cardiopatía que no constará en ninguno de esos documentos. El método utilizado es una aproximación, ampliamente aceptada, para estimar la magnitud de este cuadro nosológico, en el ámbito poblacional.
«En Cuba, a partir de los estimados realizados sobre la información aportada por la Dirección Nacional de Registros Médicos y Estadísticas de Salud, del Ministerio de Salud Pública, en el año 2023 se valoró una tasa específica de fallecimiento súbito de 94,03 por 100 000 habitantes, lo que equivale al 8,8 % de las muertes naturales (9 631 decesos), un evento cada 55 minutos.
–¿En qué grupo de edades es más frecuente la muerte súbita y cómo se explica el fallecimiento de deportistas jóvenes por esa causa?
–La incidencia aumenta de forma gradual, pero significativa, a partir de los 35-40 años de vida, en asociación directa con el riesgo vascular que confieren algunos factores como las dietas no saludables, la obesidad, la inactividad física, la diabetes mellitus, la hipertensión arterial, en particular en el sexo masculino.
«Después de la cuarta década, va paralela al progreso de la enfermedad coronaria, y es particularmente alta en la fase aguda del infarto de miocardio. También es frecuente en la fase crónica de esta enfermedad y en cualquier cardiopatía, especialmente en presencia de la insuficiencia cardíaca. Su máxima expresión se observa en la población geriátrica, entre los 75 y 85 años, con tasas de 8,53/1 000 personas/año, con incrementos anuales del riesgo del 10 % al 25 %.
«Se calcula que entre uno y tres de cada 100 000 deportistas jóvenes, aparentemente sanos, desarrolla una arritmia ventricular maligna de forma súbita, que ocasiona la muerte de forma repentina durante el ejercicio. Si bien resulta poco frecuente, desde el punto de vista mediático es presenciada por millones de espectadores a través de los medios de difusión, creando escenas de verdadero dramatismo e impacto para la familia y la sociedad. Los hombres se ven afectados hasta diez veces más que las mujeres, mientras, de manera general, el fútbol y el baloncesto parecen ser los deportes de más alto riesgo.
«En atletas jóvenes, la mayoría de las muertes de origen cardíaco sucede en individuos que no presentaban anomalías estructurales del corazón. Alteraciones genéticas, como el Síndrome de Brugada y el Síndrome de qt largo, resultan los trastornos más frecuentes.
–¿Cuáles son los principales resultados del Gimus en estas tres décadas?
–Hemos estudiado hasta el presente más de 43 750 muertes naturales, cifra dentro de la cual hemos documentado aproximadamente 3 500 eventos de muerte súbita. Mediante los estudios realizados, se logró identificar la magnitud de ese problema de salud en nuestro país, sus variables sociodemográficas, clínicas, epidemiológicas; los patrones electrocardiográficos, caracterizando su ocurrencia en grupos poblacionales con riesgo cardiovascular alto, en los que tiene lugar el 90 % de los eventos de ese tipo.
«Las investigaciones permitieron identificar, además, los perfiles de riesgo vasculares ateroscleróticos, que condujeron a tipificar estadísticamente a los individuos cubanos expuestos a presentar una grave crisis aterosclerótica, capaz de provocar una muerte súbita.
«Figuran, entre ellos, el ser hombres de edad avanzada, con hipertensión arterial, diabetes mellitus, obesidad, cardiopatía isquémica, tabaquismo y engrosamiento del corazón.
«No menos significativo es haber elaborado la Guía cubana para trabajo de investigación en muerte súbita cardiovascular, y diseñar un Protocolo de actuación para el abordaje de esta problemática de salud, aplicable a nivel internacional.
«Lograr la reducción de hasta un 25 % de la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles, como esboza uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030, es un reto para la Medicina cubana que demanda controlar los factores de riesgo asociados al sedentarismo, la obesidad, la diabetes mellitus, el tabaquismo, la hipertensión arterial y la contaminación del aire.
«Más allá de los programas nacionales de salud existentes en Cuba, enfocados en alcanzar los objetivos enunciados, a nivel individual debe concientizarse la necesidad de cambiar estilos de vida no favorables y mantener el control sobre las dolencias crónicas que pueden provocar un evento de muerte súbita».