Ejercicios físicos y presión intraocular en sujetos aparentemente sanos

La presión intraocular (PIO) elevada sigue siendo un importante factor de riesgo en el glaucoma, y su reducción es el único tratamiento demostrado para disminuir o ralentizar el progreso de la enfermedad. Evitar episodios que produzcan elevación brusca de la PIO puede ser un complemento útil de otras formas de manejo en el glaucoma, tales como tocar instrumentos de alta resistencia al viento, el esfuerzo muscular, los cambios de posición del cuerpo, el aumento del volumen respiratorio, especialmente cuando están involucrados mecanismos de maniobra de Valsalva, entre otros. La mayoría de estos factores pueden estar presentes durante el ejercicio físico.

En ese sentido, el presente trabajo tuvo como propósito determinar los cambios que sufre la presión intraocular en sujetos aparentemente sanos tras la realización de ejercicios físicos.

Se realizó un estudio descriptivo prospectivo en el Centro Deportivo “Jesús Menéndez”, del municipio de Marianao, provincia La Habana, conducido por especialistas del Servicio de Glaucoma del Instituto Cubano de Oftalmología “Ramón Pando Ferrer” entre mayo y agosto del año 2016. Se seleccionó una muestra de sujetos aparentemente sanos, quienes estuvieron de acuerdo con participar en el estudio. Se conformaron dos grupos según el tipo de ejercicio físico: ejercicios de fuerza y ejercicios aerobios. A todos se les midió la presión intraocular basal y después de los ejercicios (inmediatamente, a los 15 y 30 minutos) con tonómetro de Perkins.

Ambos grupos estuvieron formados por 20 sujetos cada uno, del sexo masculino (grupo fuerza) y del femenino (grupo aerobio). La edad media fue 32,9 y 34,6 años respectivamente. En el grupo fuerza, la presión intraocular media basal fue 15,93 mmHg, la cual se incrementó a 3,71 mmHg inmediatamente después del ejercicio, y descendió a los 30 minutos hasta alcanzar cifras semejantes a la basal. En el grupo aerobio la presión intraocular media basal fue 15,73 mmHg; descendió a 5,13 mmHg inmediatamente después del ejercicio y se incrementó a los 30 minutos hasta alcanzar cifras semejantes a la basal.

Los autores concluyen que la presión intraocular aumenta o disminuye en sujetos sanos en correspondencia con el tipo de ejercicio (de fuerza y aeróbicos respectivamente) y retorna a valores cercanos a los basales a los 30 minutos, como se demostró en ambos grupos.

Vea el artículo completo en: Cárdenas Chacón, D., Núñez Larín, Y., Obret Mendive, I., Piloto Díaz, I., Fumero González, F., & Castañeda Rojas, J. (2019). Ejercicios físicos y presión intraocular en sujetos aparentemente sanos. Revista Cubana De OftalmologíA, 33(4). Recuperado de http://www.revoftalmologia.sld.cu/index.php/oftalmologia/article/view/827